miércoles, 27 de enero de 2010

RESPONDER FRENTE A LA CATÁSTROFE EN HAITÍ

Por Dr. Luis Armando Aguilar Sahagún

Un rasgo esencial del hombre como persona es la capacidad de responder a las situaciones que se le presentan empeñando su ser, su interés, incluso su palabra y su vida. Es sobre todo en las situaciones de emergencia, ahí donde se demanda el hacerse presente con prontitud para salir al encuentro de una necesidad ajena cuando descubrimos a la persona. Más que en su carácter esencial, difícil de aprehender, la persona está en esa actitud y en la respuesta concreta. Hay persona donde alguien dice: ¡heme aquí! Y se muestra dispuesto a hacer algo a favor de los demás.
Una situación, mejor, una catástrofe como la que vive el pueblo haitiano rebasa la magnitud de lo imaginable en dolor, desesperación, angustia y confusión. Ante esa situación se ha dado una movilización inmediata de muchísimas personas de todas partes del mundo. Ahí están “las personas” demostrando lo que el hombre es, revelando su ser con su vida hecha acción comprometida. Ahí está lo sólido de la frágil humanidad, puesta a prueba máxima. La solidaridad entre los hombres, entre los pueblos, es la solidaridad, la solidez de las personas en comunión viva, en rescate mutuo. El movimiento de aproximación, convierte al hombre en persona y prójimo.
El ser postrado, que yace bajo los escombros, es una llamada de atención, una demanda de ser-con de forma plena. El ser postrado y menesteroso rescata al hombre solidario de su indiferencia, de su mundo más o menos resuelto, y de esta manera, lo educa como persona: hace que salga de él su ser personal: su respuesta libre, responsable y solidaria.
No hay mayor muestra de unidad concreta que la del rescatista que saca un cuerpo de entre los escombros. Toda la humanidad está representada en ese otro, tal vez desconocido, vivo o muerto; y toda la humanidad está representada en esa persona, en el gesto por el que, en cierto modo, “funda” la humanidad, en su propio ser y para todos los demás.
La catástrofe de Haití, como otras que han ocurrido y ocurren de otros modos en distintas latitudes ponen al descubierto lo que somos: extrema fragilidad, olvido de nuestro ser uno; negligencia ancestral para con los más necesitados. Se ponen en evidencia, así mismo, las cuentas pendientes, las acciones postergadas, las omisiones, las culpas, de próximos y de lejanos…. Esa humanidad fracturada soy yo, tú, él, ella, nosotros. Ese desastre recae sobre “los nuestros”. Esto lo advertimos en el gesto mínimo por el que buscamos responder, así sea al extender la mano para algún donativo. Lo advertimos en la acción heroica de un grupo de voluntarios que salen sin medir el alcance de una acción de rescate.
Fragilidad. La humanidad dividida, ancestralmente, pone en evidencia su vulnerabilidad llevada al extremo. Un pueblo empobrecido por siglos. Esclavos liberados, con escasas oportunidades de gozar su libertad. Un pueblo olvidado “clama”: ¡heme aquí! Y hay respuestas de reciprocidad: ¡henos aquí!
La pesadilla puede durar un tiempo indefinido. El trauma ha sido letal. La humanidad es una. Es un solidum quebradizo. No hay tiempo para dilatar la respuesta. Lo hay, para pensar la manera más eficaz de ayudar realmente, humanamente. Para saber que, en realidad, la respuesta no tiene punto final…
Las personas se pueden engendrar mutuamente dándose la mano. El renacimiento de la humanidad se da en los encuentros concretos, en las acciones solidarias, fundantes de humanidad. Al tomar conciencia de ello, nos convertimos en “los fundamentos” de la ética humanitaria. Basamentos vivos, como troncos. La ética de la catástrofe exige el heroísmo colectivo. No sabemos, en realidad, hasta donde tendría que llevarnos la responsabilidad, la capacidad de hacernos cargo, cada cual a su modo y según el movimiento interior de su ser persona, en un nuevo proceso de aproximación, el que reclama la seriedad del momento histórico.
La humanidad está en peligro de muerte. Está bajo los escombros de Haití, como lo está bajo las olas del Tsunami, del huracán que arrasó a Nueva Orleans, a México, a Tasmania… Sigue siendo tiempo oportuno de ser y actuar como personas, de aproximarnos al ser doliente que yace junto a nosotros. “El cuerpo que yace junto a mi es mi propio cuerpo.”

lunes, 25 de enero de 2010

Graduación de la 4ta generación de alumnos de la Maestría en Desarrollo Humano y Valores / Por: José Luis Lara Ramírez

Hace dos años, iniciaron un proyecto académico, alentados por diversos intereses profesionales y personales, quizás movidos por la curiosidad de encontrar respuestas a sus preguntas existenciales, o por la necesidad de dar respuesta a un sufrimiento humano, o por el deseo de aportar algo a nuestro mundo. Hoy, esta travesía ha terminado y se convierten en maestros de desarrollo humano y valores. Aún y cuando sabemos que esto no es del todo cierto, porque cada día tienen que convertirse más en lo que han aprendido y en el proyecto que quieren proponer a la sociedad: seres humanos más plenos. Sin esta utopía, entendida como lugar posible de realizar, la vida no vale la pena ni la alegría. Oscar Wilde afirmaba que «un mapamundi donde no constase el lugar (sin lugar) de la Utopía, no merecía ser mirado una segunda vez».
Surgen como futuros maestros del desarrollo humano y valores algunas preguntas ¿Cuál es su tarea en la sociedad? ¿Qué utopía van a aportar?
Primero, tenemos que mirar nuestro mundo social, personal y familiar: En estos dos años, juntos, alumnos y maestros, nos ha tocado ver cómo nuestra ciudad, nuestra institución y nuestro mundo han cambiado. Las calles limpias y tranquilas de Chihuahua se llenan del ruido y del temor de la violencia; a la crisis ecológica se han añadido la crisis alimentaria y la crisis económica. En estos dos años el escenario se tornó crítico e incierto. Desde luego, es fruto de un proceso social donde “los planteamientos morales de corte capitalista y neoliberal que hacen del ser humano un: productor - consumidor, dominante – subordinado; y una cultura excluyente, competitiva, placentera y dominante donde el fin es producir y consumir tanto lo material como lo humano; han deteriorado nuestras relaciones de convivencia” (visión del IAPE).
Segundo, reconocer que cada uno de nosotros somos parte de la sociedad: Sin duda, para los graduandos, reconocer que somos causa y efecto de la sociedad, les ha implicado descubrir que llevamos “las luces y las sombras de esta sociedad” de la cual somos creación y creadores. Les ha implicado un proceso difícil de cambio por hacerse mejores seres humanos y minimizar en ellos los efectos de una cultura dominante; como bien decía Gramsci: «lo viejo no acaba de morir y a lo nuevo le cuesta nacer».
Tercero, realizar en nosotros y en los otros un proyecto de mayor solidaridad y justicia: “Dios no planta árboles, planta semillas” (anónimo) Les toca a ustedes por su vocación de facilitadores y maestros del desarrollo humano y valores, ser semillas en esta sociedad; germinar por dentro y ampliar sus ramas a los otros. Les toca proponer y actuar “una ética de comprensión y cuidado”, pues sin estas acciones de comprensión y cuidado de sí mismo y del otro en la relación no es posible la vida ni la justicia ni el derecho.
Una ética de la comprensión y del cuidado en la dimensión personal protege, equilibra, autonomiza y valida al otro en la relación; hace mirar al otro: hijo, esposa, amigo, empleado, como una persona. Y en la dimensión social previene, denuncia y limita las condiciones de injusticia social, económica y ecológica que estamos viviendo.
No es una acción de color rosa; no es un sueño “light”, pues una ética del cuidado de sí mismo y del otro, les implicará a menudo no permitir, denunciar, disentir y oponerse al daño. Como dice con valentía Denisse Dresser, en su carta abierta “Llamado a hablar mal de México”: “Ser un buen ciudadano en México es una vocación que requiere compromiso y osadía. Es tener el valor de creer en algo profundamente y estar dispuesto a convencer a los demás sobre ello. Es retar de manera continua las medias verdades, la mediocridad, la corrección política, la mendacidad. Es resistir la cooptación. Es vivir produciendo pequeños shocks y terremotos y sacudidas. Vivir generando incomodidad. Vivir en alerta constante. Vivir sin bajar la guardia. Vivir alterando, milímetro tras milímetro, la percepción de la realidad para así cambiarla. Vivir, como lo sugería George Orwell, diciéndoles a los demás lo que no quieren oír”.
Así pues, estimadas alumnas y alumnos: Sean valientes y compasivos. Que sus acciones sean semilla fuerte que se abra paso entre las dificultades y nos den un Chihuahua mejor.

HUMBERTO MATURANA Y XIMENA DÁVILA / Por: José Luis Lara Ramírez



LA VISITA DE HUMBERTO MATURANA Y XIMENA DÁVILA EN EL
PRIMER CONGRESO INTERNACIONAL DE PSICOTERAPIA.


El INSTITUTO AGUSTÍN PALACIOS ESCUDERO (IAPE) que se especializa en las ciencias humanistas participó recientemente en el 1er Encuentro Internacional de Psicoterapia, liderado por el CENTRO DE ATENCIÓN Y PREVENCIÓN PSICOLÓGICA (CAPPSI) y apoyado por las diversas instituciones educativas, gubernamentales y privadas que se especializan en la salud psicológica y social, entre ellas el IAPE. Dicho evento se realizó del 6 al 9 de octubre en el CENTRO DE CONVENCIONES DE LA CIUDAD DE CHIHUAHUA, en el marco de las celebraciones del 300 aniversario de la ciudad de Chihuahua, Chih. México.
Durante las mañanas se realizaron mesas panel, conferencias y talleres, con la presencia de invitados internacionales como: Dra. Cloe Madanes, Dr. David Epston, Marcela Polanco, Dra. Martha Campillo, Dr. Erick García López, Dra. Evan Imber-Black, Dr. Lascelles Black, Dr. Fernando García, Dr. Giorgio Nardone, Dr. Jeffrey Zeig, Dra. Lilian Borges, Dr. Juan Vives Rocabert, Dr. Julio Vallejo, Dra. Leslie Sokol, Dra. Maggie Carey, Dr. Humberto Maturana y Dra. Ximena Dávila., quienes compartieron con psicoterapeutas, psicólogos, psiquiatras, sus propuestas terapéuticas, técnicas y experiencias.
Cada una de las instituciones que colaboraron con la iniciativa del CAPPSI propuso y fue anfitrión de uno de nuestros invitados especiales. El IAPE de Ciencias Humanistas acompañó el proceso y participación del Doctor Humberto Maturana y la Dra. Ximena Dávila, co – fundadores del INSTITUTO MATRIZTICA, quienes compartieron con la Dra. Cloe Madanes, Dr. Giorgio Nardone, Dr. Juan Vives, Dr. Erick García y Dra. Maggie Carey el tema: Prevención y Tratamiento de la Violencia. Maturana y Ximena con su particular estilo de enseñar – aprender a través de la conversación entre ellos y con el público hicieron énfasis en los fundamentos del ser humano como un ser amoroso y reflexivo, capaz de conversar y de encontrarse con los otros. Estas capacidades, son las que nos dan la posibilidad de construir la paz en nuestra sociedad.
Durante la jornada de la tarde, Ximena Dávila y Humberto Maturana, realizaron el foro llamado “Biología-Cultural de la Existencia Humana”, con la participación de unas 250 personas. Posteriormente, el taller – seminario Fundamentos biológico- culturales del conversar liberador y el Círculo de Conversaciones Liberadoras, que Ximena compartió con un grupo de personas, mujeres y hombres, que estaban viviendo una situación de sufrimiento y que en el conversar fueron encontrando, precisamente, posibilidades liberadoras en y para su vivir.
Durante su estancia, Ximena y Humberto, en diversos momentos cotidianos como la cena, el trayecto en el auto, la visita al IAPE, la espera en el Aeropuerto, etc. compartían anécdotas, reflexiones, bromas, servilletas con esquemas, respuestas y preguntas, tales como: “¿El amor nos apega, es dependiente? - “Sólo en el amor se vive el desapego”; “El que abusa del poder en la relación con el otro requiere del consentimiento del otro”; acerca de la autopoiésis “un tornado está incorporando objetos del medio, también está soltando, en un constante movimiento y con cierta dinámica para seguir conservándose como tornado. Va cambiando su estructura. Cada cosa que incorpora pasa a ser el tornado, cada cosa que suelta deja de ser el tornado, hasta que termina la dinámica de su movimiento se rompe la organización”.
En fin, si a las frases y reflexiones añadimos la sonrisa, la palmada en el hombro, la mirada, el abrazo y la ternura de Humberto Maturana y Ximena Dávila, tenemos un espacio donde se viven los fundamentos biológico – culturales de la existencia humana.

SI TODOS CUMPLIMOS / Mahatma Gandhi

La verdadera fuente de los derechos es el deber.
Si todos cumplimos con nuestros deberes
será fácil hacer que se respeten nuestros derechos.
Pero si al mismo tiempo que descuidamos
nuestros deberes, reivindicamos nuestros derechos,
estos se nos irán de las manos, y a la manera de
fuegos fatuos, cuanto más los persigamos
más lejos los veremos de nosotros.

TUS DERECHOS

Estos derechos son fácilmente olvidados, a veces los olvidamos nosotros mismos, a veces son olvidados por quien se quieren aprovechar de nuestro olvido. Cuando no actuamos asertivamente, es que no ejercemos nuestros derechos o dejamos que otros nos los violen.
El primer objetivo del entrenamiento asertivo es el de aprender a creer firmemente en nuestros derechos y sentirnos bien con ellos.
1.
Tenemos el derecho de ser tratados con respeto... Siempre y cuando tú lo des.
2.
Tenemos el derecho de tener y expresar nuestros sentimientos y opiniones... Siempre y cuando, tú escuches los de los demás.
3.
Tenemos el derecho de no ser los únicos jueces de nuestra conducta, pensamiento y sentimiento... Siempre y cuando, que no te sientas agredido por las observaciones que te hagan.
4.
Tenemos el derecho de escoger y actuar de acuerdo a nuestras propias prioridades... Siempre y cuando, no trates de evadir responsabilidades.
5.
Tenemos el derecho de decir “no” sin sentirse culpable... Siempre y cuando estés convencido de que es un “no” real y no aparente.
6.
Tenemos el derecho de pedir por lo que queremos... Siempre y cuando, sea algo justo.
7.
Tenemos el derecho de cometer errores... Siempre y cuando, nos hagamos responsables de ellos.
8.
Tenemos el derecho de cambiar de opinión... Siempre y cuando, estemos seguros de que es lo mejor.
9.
Tenemos el derecho de ser ilógicos cuando así lo elegimos... Siempre y cuando, no se perjudique demasiado a terceros.
10.
Tenemos el derecho de sentirnos independientes de la buena voluntad de los demás... Siempre y cuando, estemos concientes de que quieren ayudarnos y que por el contrario nosotros los agredimos por su buena voluntad, recuerda ellos no tienen entrenamiento asertivo.
11.
Tenemos el derecho de tomar el tiempo necesario para decidir... Siempre y cuando, no sean años.
12.
Tenemos el derecho a cuestionar lo que nos afecta... Siempre y cuando, no se haga agresivamente.
13.
Tenemos el derecho a decir “o lo entiendo”, “no lo se”... Siempre y cuando, se use un tono de voz adecuado y no déspota.
14.
Tenemos el derecho de recibir lo que merecemos o lo que se nos debe en justicia... Asumiendo la responsabilidad de que es lo que diste “bueno o malo”.
15.
Tenemos el derecho de no ser asertivos en algunas ocasiones... Y no se deberá sentir remordimientos de no haberlo hecho bien.
Aclaración:
Estos derechos los deberás adecuar a tu propia personalidad, sentimientos y medio ambiente. Recuerda que eres un ser único, esto solamente te servirá de una guía.